miércoles, 15 de mayo de 2019

ANA IVIS JUAN ESPINOSA





Último acto



Que inaugure con mis actos el festín,
eso quieren los señores;
que muestre los ijares rotos ante damas que eructan
junto a la carne masticada
la bendición que los caballeros atropellan y sepultan bajo sus axilas.
Alguna vez fuimos los predilectos,
hijos únicos corriendo en brazos de la corte
por delante del hachazo al traidor,
los pechos untados en aceite,
campanas vertidas como un salmo sobre el colorido,
las begonias de ébano que lustraríamos al principio de la comedia
antes del desgarramiento por la ofrenda común,
cuando no nos habían deshecho la redondez del alma
ni éramos arponeados como peces.
Ya no me gustan los señores,
aplauden la manera de sesgar el cuello,
un tributo a sus dioses de gula
que asoman por los alfarjes la mítica babaza
queriendo un festín que inauguren los bufones
con la cabeza rebanada sobre el pecho.
Eso piden.
Eso logran.
Con nosotros la noche medieval declina;
hemos de columpiar la cabeza,
el trofeo de los altos seres exigiendo que así, decapitados,
tristes personajes del arte,
hagamos un sacrificio hasta comprender la realidad:
ellos llevan tazones al lugar donde duermen;
nosotros, envueltos en el desliz de la burla,
nacimos como los frutos que el comprador ignora:
enanos y feos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario