James Dean
Enfermo
de ti
Con
los labios resecos de fiebre y de sed
un
día desperté
en
el más despiadado de los desiertos.
Desperté
Con
la sabiduría irremediable
de
que en mi carroña
habitaba
un brusco adolescente.
Un
melancólico animal
inepto
para la dicha.
De: “La nada sagrada”
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