El oficio de vivir
He
aquí que llego a la vejez
y
nadie ni nada
me
podido decir
para
qué sirvo.
Sume
usted
oficios,
vocaciones, misiones y predestinaciones:
la
cosa no es conmigo.
No
es que me aburra,
es
que no sirvo para nada.
Ensayo
profesiones,
que
van desde cocinera, madre y poeta
hasta
contabilista de estrellas.
De
repente quisiera ser cebolla
para
olvidar obligaciones
o
árbol para cumplir con todas ellas.
Sin
embargo lo más fácil
es
que confiese la verdad.
Sirvo
para oficios desuetos:
Espíritu
Santo, dama de compañía, Estatua
de
la Libertad, Arcipreste de Hita.
No
sirvo para nada.
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