I
como
quien sale al mundo por vez primera
ella
extiende límite a su llanto:
la
ronca huella
no
su calor
y
busca el rostro con los puños cerrados
se
acerca a ciegas a su boca
y
a ciegas
se
aproxima a conocer el pecho
hasta
olvidarse el cuerpo en los brazos del hijo
para
ser murmullo
el
olor gutural
y
un estallido que asesine la región del simulacro
ese
bocado de humanidad que le arrancaron a un hueco del destino
por
donde un ala sangra su parte de fracaso
y
no hay quien tenga recuerdo de su origen:
ninguna
foto
para
testificar tantos preludios
abrazados
a heridas implacables
(o
ciertas)
cuando
era alondra y desbordaba el canto
como
quien regresa con mi fe intacta
para
reconstruir su muerte en paz
curvándose
sobre estos pies difusos…
a
mis espaldas se alzan las voces
susurran
un
delito anterior
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