Fronteras
¿Imaginó
Machado (‘Si mi pluma valiera
tu
pistola’), entre tristes
derrotados
que tenían razón
sin
embargo, a ese pie
traspasando
la línea
ilusoria
y real, nítidamente
viva,
siendo el mismo
que
en Collioure, ahora,
resbala
quedamente hacia la tumba
dormida
en tierra extraña?
¿O
acaso es Walter Benjamín
quien
cruje, ante la misma
línea
por entonces antípoda
empuñando,
en Port Bou, la pistola
capaz
de liberarlo, a la vez
de
su angustia habitual y los rabiosos
lobeznos
de la nada a sus talones?
Uno
iba, otro vuelve, y los dos
caen
sin verse caer
ante
sus vidas rotas,
de
espaldas uno y otro
frente
a idéntica raya,
pero
nosotros vemos, en la misma
frontera
los límites del mundo,
la
avidez del desierto
roedor
y creciente,
los
dientes insaciables,
la
boca del abismo
indiferente,
mudo, seductor.
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