Idilio
Para
Sara R.
Yo
soy el suplicio del pájaro y tú la muñeca que aúlla
(decirlo
así, escribirlo así, sin miedo al tópico).
Nos
conforta por dentro la obstinación
en
que estamos perdidos, extraviados,
sueñas,
sueñas, donde ya no hay viento.
Como
niños esquizofrénicos danzamos
en
el trapecio del silencio.
Yo
soy el suplicio del pájaro y tú la muñeca que aúlla.
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