martes, 8 de octubre de 2019

SAUL IBARGOYEN






Materia escriptoria



Esto es lo que fue dicho
en un aire sin hojas.
Esto es lo que fue escrito
en la piedra masticada
por el sol.
Esto es lo que fue levantado
en el sangriento desgaste
del tiempo de un día.
Y todo lo dicho
y escrito
y alzado
cabe en la espesura
de un pétalo seco.
Porque si abres la mano
tu puño será una campana de sombra
crujiendo entre el polvo
y el vacío.
Porque si queda en los dientes
un resto de canción
en tu boca habrá señal
de ese silencio.
Porque si en los zapatos
se empozan lágrimas
suero sudor agua perdida
qué harás de tu alameda
tu calle o tu camino?
Está escrito y fue dicho
y ahora parecidamente
se repite:
asesinada rota sumergida impura
la palabra es siempre palabra
y el pájaro es siempre pájaro
aunque el humo destruya
su rumbo en el cielo.
Y muda o sonora
cada voz se desplaza
se junta con mano y papel
con piedra y mano
con mano y madera
con mano y su tantísimo esqueleto.
Pues esto es lo que fue escrito:
la grieta incurable en la almohada
la inscripción en la cama
de una carne sin sueño
el ojo enredado en ceniza profunda
el olor de la ropa
quemada en la sangre
tu nombre desprendido
las uñas ya muertas
el material gritador de tu cuerpo
desordenándose en salivas
desgajándose en estiércol
nutriéndose
de oxidados orines de perro
tu presencia despatriada
la guerra en tus pueblos totales
cada hueso tuyo trozado y medido
tu invencida palabra.

Esto es lo que fue dicho
esto es lo que fue escrito.



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