miércoles, 4 de diciembre de 2019

JUAN GREGORIO REGINO





Veinte días



Guardemos nuestro amor por veinte días.
Veinte días de paz para iniciar la limpia.
Guardemos nuestro sexo en el petate
para aliviarnos, y así detener nuestra vida
para viajar al futuro.
Guardemos nuestra inquietud de madrugada,
en las noches hagamos oraciones que la alejen,
y que nada entre o salga de esta casa,
ni siquiera el suspiro del humo
o la brisa que cachetea el viento.
Matemos nuestra carne con incienso,
detengamos la pasión que nos consume,
porque la carne es una hoguera que quema.
Condenemos así la carne frágil y
que nuestra alma vuele y llegue
adonde no hay límites ni abismos.
Allá donde sólo nosotros conocemos la puerta,
como si fuera nuestra casa.
Allá donde únicamente caben
los que son parte del mundo;
los que cuidan y llenan de luz el universo.
Los que pueden sostener una vela durante
veinte días,
mientras menstrúa la luna.



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