Nostalgia
¡Mamá!
¡Borinquen me llama!
¡Este
país no es el mío!
¡Borinquen
es pura flama,
y
aquí me muero de frío!
Tras
un futuro mejor
el
lar nativo dejé,
y
mi tienda levanté
en
medio de Nueva York.
Lo
que miro en derredor
es
un triste panorama,
y
mi espíritu reclama
por
honda nostalgia herido
el
retorno al patrio nido.
¡Mamá!
¡Borinquén me llama!
¿En
dónde aquí encontré
como
en mi suelo criollo
el
plato de arroz con pollo,
la
taza de buen café?
¿En
dónde, en dónde veré,
radiantes
en su atavío,
las
mozas, ricas en brío,
cuyas
miradas deslumbran?
¡Aquí
los ojos no alumbran!
¡Este
país no es el mío!
Si
escucho aquí una canción
de
las que aprendí en mis lares,
o
una danza de Tavárez,
Campos,
o Dueño Colón,
mi
sensible corazón
de
amor patrio más se inflama
y
heraldo que fiel proclama
este
sentimiento santo,
viene
a mis ojos el llanto…
¡Borinquén
es pura flama!
En
mi tierra, ¡Qué primor!
En
el invierno más crudo
ni
un árbol se ve desnudo,
ni
una vega sin verdor.
Priva
en el jardín la flor,
camina
parlero el río,
el
ave en el bosque umbrío
canta
su canto arbitrario,
y
aquí… ¡La nieve es sudario!
¡Aquí
me muero de frío!
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