jueves, 6 de febrero de 2020

MARISA MARTÍNEZ PÉRSICO





Regreso de Vorarlberg



Desde esta celda oscura
que encadena mi cuerpo a un azulejo
toco un pájaro de vidrio
que se rompe
y se vuelve a remendar.

Esperaba
ver llegar tus dos maletas de cabra
el sobretodo azul un poco triste
que zurcí el día anterior
a tu partida.
                         ¿Ves?

Yo no quería privarte de la nieve
ni de los labios de Anne que te besaban
en lo peor de mis sueños.

                      Ya no importa.

Las agujas
acarician las diez y no viniste.
Quiero escuchar la llave rodar del otro lado.
La penumbra prospera y me confunde.
Me convierte en Crimilda               

disfrazada de luto por Sigfrido.

Tengo ganas de escuchar tu voz,
de ver postales
y explorar qué traés en las valijas.

Pero las horas son pájaros de vidrio     
que se rompen
y se multiplican
interminablemente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario