sábado, 21 de marzo de 2020

NOÉ JITRIK





Tengo que aprenderlo de memoria



En la corta noche de los aperitivos solitarios
en esa sombra
el tiempo es cariñosamente real
el tiempo lo palmea a uno
el tiempo toma una copa con nosotros
y tiembla en sus bordes, vacilante,
está a punto de entregarse
lo hará lo hará
está casi desmayado casi no resiste
se toma tan sólo su espacio
parece que piensa en la pieza en la que caerá
debe exigir condiciones para ser abolido
una cierta frondosidad una cierta gloria
su copa está vacía y la mía
los sillones son islas que nos guardan del peligroso mar
de la luz
las llenamos el tiempo y yo, gentilmente,
uno al otro otro al uno
el aperitivo se agranda y los líquidos se mezclan
seguimos firmes en esa idea maligna
el tiempo vaya uno a saber lo que le pasa
se pone a hipar llora en su sillón oscuro
se lamenta de todo y de nada
le duele la cabeza
nos duele la cabeza
qué nos importa más en este instante
la penumbrosa ceremonia
la reducción tan fácil
la expresión perfecta de una voluntad
frágil como esa luz de la ventana…
alguien entra llegó el momento
invasor, alguien tantea mi paciencia
me doy vuelta y el tiempo ya no está
la maniobra no resultó
la otra vez fue igual fue en una playa
o en una estación o en una corrida
a punto de rendirse se escapó,
no, si esto es como para hartarse
es como para enojarse
es como para embriagarse
es como para morirse.


De: “Comer y comer”


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