Protogénesis
Retorciendo la luz crucifico universos
y un hueco suspirado en la arboleda se pronuncia.
Detrás el sol. Presencia inesperada.
En la aspiración soy bruma bosque rama.
Me diluyo desnuda sed madero.
Cuando el todo se pierde queda el detalle.
Un siquiera. Un porqué licuándose.
Diciéndonos un algo que no entiende
la plenitud del ser en su afasia.
Y se pronuncia el grito. Mostrándonos
carencias y atributos. A lo lejos
florece —apenas musgo cristalino—, transpirado,
tronchada ya la base tubular de la palabra,
el porte verdecido del prado circundante.
Hay un límpido fleco de esperanza.
Una espera en los bordes del camino.
Mil voces pronunciándose.
La luz radial escribe un ¡Basta ya!
Parco mundo de números y sombras.
Ausencias y detrás los signos, ¿los ves?
El lecho de la rosa no es ahí.
Ni la flor carmesí. Ni la distancia.
El negro del vacío es simple cosa.
Un vahído estelar. Una metáfora.
Un órdago divino
amordazando al universo de la idea.
Apenas…
apenas circunstancia.
Abril de 2011
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