Patria hostil
Hay
una patria hostil,
una
patria cautiva
de
los poderes ocultos
que
tejen en la trastienda
las
tejas de la maquinación,
que
empobrece
a
los que ya se doblan
y
enaltece a los poderosos;
una
patria sin alma
que
se olvida de los últimos
y
expatria a los penúltimos,
a
quienes gozan de currículos
de
la excelencia
hacia
el peregrinaje
de
un rayo de esperanza
que
se vislumbra fuera
de
los mojones de esta hostilidad.
Hay
una patria hostil,
una
patria vomitiva
que
hunde en el descenso
a
los infiernos
a
una gran multitud de sus hijos,
que
esclaviza y envuelve
con
sutiles seudónimos
las
miserias de quienes
ya
perdieron todo resquicio de luz,
que
caminan ciegos, a tientas,
que
los exilia a la desesperanza
sin
posibilidades de retorno.
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