martes, 7 de abril de 2020

FANOR TELLEZ





En el fin de abril hacia el invierno



Mi alma se ha hundido en la tranquilidad.
Incendios, estruendo de armas,
el fragor de multitudes yendo
y viniendo en peligrosa marea de muerte,
no alteran ni amedrentan mi interior.
El viento cortés se desliza en mi pelo.

Mi última guitarra está pensativa
¿Quién ganará, quién perderá?
Ningún corazón ignora a ninguna víctima.
Nuestro llanto invisible tiene convicción de bálsamo.
Mañana, las heridas tendrán una respuesta.

La canción del pacifista como una sensible trepidación
de sismo, registra el paso del árido verano
a las aguas invernales, arrolladoras de muros.


30 de abril del año 2018.


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