Poesía mundana
Trabajo
todo el día como un monje
y
en las noches doy vueltas, como un gato viejo
buscando
amor… Voy a proponer
a
la Curia que me hagan santo.
Le
respondo, de hecho, a la mentira
con
gentileza. Miro
como
una imagen a los adeptos al linchamiento.
Me
observo a mí mismo masacrado, con el sereno
valor
de un científico. En ocasiones
cultivo
el odio, sin embargo, escribo
poemas
de amor puntual.
Estudio
la perfidia como una fenómeno
fatal,
como si careciera de objeto.
Tengo
piedad de los jóvenes fascistas
y
a los viejos, que los considero
el
peor de los males, les otorgo
sólo
la violencia de la razón.
Pasivo
como un pájaro que, en pleno vuelo,
todo
lo ve y en su corazón se lleva
al
vuelo en el cielo la conciencia
que
no perdona.
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