sábado, 1 de agosto de 2020

LUIS LLORÉNS TORRES





Café prieto



Se le cae el abrigo a la noche,
ya el ártico Carro la cuesta subió.
Río abajo va el último beso
caído del diente del Perro Mayor.

Se desmaya en mis brazos la noche.
Su virgo de oro llorando se fue.
Los errantes luceros empaña
el zarco resuello del amanecer.

Se me muere en los brazos la noche.
La envenena el zumoso azahar.
Y la tórtola azul, en su vuelo,
una azul puñalada le da.

La neblina se arisca en el monte.
Las hojas despierta rocío sutil.
Y en la muda campana del árbol,
el gallo repica su quiquiriquí.

Al reflejo del vaho del alba,
el pez en la onda, la abeja en la flor,
con la fe de su crédulo instinto,
descubren la miga segura de Dios.

De la choza que está en la vereda,
un humito saliendo se ve.
La ventana se abre. Y la doña
me da un trago de prieto café.



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