martes, 8 de septiembre de 2020

ROQUE ESTEBAN SCARPA





La injuria



Puntual llegó la injuria.

Por la sombría boca del teléfono,
inerme loro bobalicón y negro,
espejo de la voz que lo pronuncia
disfrazada por un horrible miedo
de que junte alma y rostro quien la escucha,
comienza a caer la lava de la envidia,
la ira de un presunto bien ajeno,
pus de lepra de un gangrenado pecho.

Quizá te despojes de pensamiento impuro,
quizá quemes escorias en mi oído,
gastes quizás palabras que cizañan
y le roen cavernas a tu espíritu.
Descarga tus pasiones en mi océano;
como un piadoso confesor te escucho,
mi silencio recibe tu retrato humano
con misericordia por tu dolor tan justo,
que toda llaga duele hasta el sollozo
si golpeas la herida con tu propio martillo,
y yo no puedo a la distancia sino oírte
y exorcizar con mi paz a quienes te atormentan.

Dime todo tu mal como si fuera mío,
mi silencio será pozo fiel hasta que pierdas
todas las flechas de rayos que te muerden,
todos los ciegos truenos que te asordan.

Quedará limpio tu cielo como mi silencio.
Y podremos colgar nuestros teléfonos.



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