miércoles, 2 de diciembre de 2020

ALEXIA MIRANDA

 

 

 

Tregua del Abandono

 

 


Sigue la tregua
Sigue el vacío
Pero hay tanto en el vacío
Hay silencios incómodos
Hay fantasmas
Hay reproches y serpientes en la punta de la lengua,
las lenguas se llenan de serpientes
de todos los colores y venenos
Hay también ternura en la tregua
Hay espacios de melancolía.

 

Hay olvidos…

 

Cuántos recuerdos
Cuántas palabras
¡Cuántas vidas pasadas!

 

Hay un Mar de tregua
Hay un Mar de olvidos
Hay un Mar de silencios
Hay un Mar de lágrimas
Hay un Mar de frustraciones y resignaciones,
escondidas debajo de la almohada,
amordazadas con cebo,
contenidas con tapa boca
sujetadas con bozal.

 

Sigue la tregua…

 

Tú y yo
¿Cuántas treguas menguaremos?
¿Habrá que hacernos más necios para validarnos?
¿Habrá que hacernos más dóciles para perdonarnos los egos?
¿Habrá que hacernos más dóciles?
Tanto como sea posible
para suavizarnos las arrugas del rostro,
y aquietarnos la insaciable ignorancia
que nos mantiene con la barriga llena
de gratificación sagaz e instantánea.

 

¿Habrá que hacernos más fieros para sacarnos los dientes,
rechinar colmillos y comernos vivos?
¿Habrá que hacernos más fieros entonces,
para olvidarnos?

 

La tarde,
la tarde es una tregua tierna, terrestre,
templada en el tiempo sin mesura,
tarde absolutista
de una tonalidad tan entintada de rosa y violeta.

 

La tarde es la tregua de hoy,
La tregua de todas las utilidades eficientes
La tregua de los oficios,
de las carencias,
de las quejas
y de las batallas con punta de lanza.

 

La tarde es la tregua de mundo
la tregua de la necesidad,
la tregua de sentirnos indispensables para el mundo.
¡NO SOMOS NECESARIOS!
Somos circunstanciales,
Somos accidentales.

 

La tarde es la tregua
de la penumbra,
que envuelve y aletarga el tedio,
envuelve el calor y lo disfraza de caricia,
lo convierte en la brisa subversiva
y vagabunda que se lleva las tristezas
de todos los que se han quedado sin aliento.

 

La tarde es la tregua fugaz
del panadero y el beso,
la tregua de la vecina, del café con leche,
la taza de té bajo el árbol de almendro,
la tregua del perro en el andén y la risa.

 

La tarde es la tregua infinita de ti y de mí,
es el ropaje fugaz
que silencia todo el bullicio del tedio.
La tarde es la patrona que amortaja el día
lo guarda en el cajón como guardiana
lo guarda por un rato,
sólo lo guarda, con dulzura,
no lo transforma, no lo cambia, sólo lo guarda
y congela las intenciones
en pausas y silencios,
en estrellas que traen deseos
y luces tenues a la distancia.

 

La tarde lo guarda todo,
Todo lo guarda la tarde;
como un baúl mudo de reproches
como un testigo ciego sin memoria,
…como un naufragio herido y desahuciado
como un visitante sin rumbo y sin morada,
todo lo guarda, la tarde;
la tarde guarda en el sagrario lo invisible
lo imposible…
guarda los corazones, guarda ansias,
guarda las oraciones, las plegarias,
…como hoy guardo este dolor
que me causa:
todo este silencio
toda esta distancia.

 

Marzo 31, 2020.

 

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