miércoles, 2 de diciembre de 2020

PIERRE LOUYS

 

 

 

Confidencias




A la siguiente mañana
fui a su casa.
Tímidas amapolas,
las mejillas en brasa. 
Y para estar a solas 
me hizo entrar a su alcoba, muy ufana. 

¡Tenía por preguntarle tantas cosas!
Pero al mirar su cíngulo ceñido
a la altura de las nuevas esposas,
¡por las diosas!
sufrí total olvido
y no osé ni abrazar su cuello erguido.

No ver cambio indiscreto
en su rostro me llenaba de asombro. Todavía
era mi amiga fiel, me parecía.
Pero desde la víspera nupcial, ese secreto
que me llenaba de susto reprimido,
mi amiga habría aprendido.

Súbito, me senté en su regazo;
en redor de su cuello puse el brazo,
y murmuré a su oído
como vivaz epodo,
las preguntas ansiosas.
Entonces ella, con las mejillas juntas, ruborosas,
-entonces ella me lo dijo todo.

 

 

De: "Las canciones de Bilitis"
Versión de Enrique Uribe White

No hay comentarios:

Publicar un comentario