Mi
madre y yo somos la tumba en la que papá se arrojó
El
abuelo
respaldado
por los ancestros
le
enseñó a papá que todo hombre
guarda
su luz en una caja de metal
papá
en el baño
se
prueba la ropa de mamá
le
dice al espejo
una
y otra vez
no
soy hombre
no
soy hombre no soy hombre
al
abrir la puerta de su cuerpo
se
asoma un jardín de rosas
árboles
que tocan las nubes
cielo
atrapado que quiere salir
mi
madre y yo somos la tumba
en
la que papá se arrojó
pero
los muertos nunca mueren
se
mantienen intactos en la memoria
resucitan
al tercer día
o
nacen
papá
volteó el revés de su piel
nació
con
la boca llena de polen
y
los pétalos debajo del vestido
desmontó
la cerradura
abrió
la caja de metal
una
luz intensa devoró la casa
creció
la vegetación en el pasillo
los
árboles despedazaron el techo
un
río se llevó nuestros muebles
mamá
no soportó la luz
quedó
ciega
muda
y ciega se fue
no
sin antes condenarlo
en
el nombre del Señor
al
fuego eterno
y
papá se incendió
y yo
nunca pude apagarlo.
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