viernes, 25 de diciembre de 2020

RICARDO HERNÁNDEZ PEREIRA

 

  

 

Dime, amigo Johnny


 


Dime, amigo Johnny
¿a qué sabe el metal molido?
¿a qué saben las piedras que tienes en medio de la garganta?
¿a qué sabe la sangre del plomo?
¿a qué la tierra cuando se te estrella la cara contra las piedras?

Dime ¿a qué sabe el silencio que llevas dormido en los ojos?
¿a qué sabe el pan frío?
¿a qué el llanto podrido de los días que estuviste solo?
¿a qué sabe la muerte helada que se te cuaja poco a poco
a la mitad de los dientes?


Amigo Johnny, dímelo

dime ¿a qué sabe la mierda?

¿a qué saben los palos debajo de la lluvia?

¿a qué saben las punzadas en el ombligo

y los gritos que arrojaste en medio de esa madrugada de fuego?

 

Dímelo, amigo Johnny, dímelo
creo que yo los viví también
Viví en las lágrimas de las madres que lloraron a sus hijos muertos
en su saliva seca
en la costillas consumidas por el dolor
y en el alarido de un cuerpo hinchado
que se marchita en una carretera seca, tapada de incertidumbre y costra.

Solo somos sueños que terminan cuando decidimos despertarnos
pero tú no despertaste, Johnny, tú no fuiste sueño
fuiste un hijo bastardo del recuerdo
y una mirada de dolor y rabia
Solo somos eso, Johnny
Solo somos eso:
Un puñado de ganas
Ahora solo sigue durmiendo, amigo
ya no te pregunto más de eso.

 

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