Debajo
de esta piel de cocodrilo estoy yo*
Maldigo
al cocodrilo que me tragó en el vientre de mamá,
maldigo a los cromosomas, a Dios,
al universo,
maldigo a quien haya que maldecir,
al rosa y al azul,
a las muñecas de trapo y a los juguetes de acción.
Maldigo al cocodrilo,
a su piel gruesa y a sus escamas,
a la sangre que escurre de su hocico,
a su mirada quieta
y al impulso violento de su sexo.
Sobre todo maldigo al pantano
que contiene las aguas
que contienen al cocodrilo
que me contiene a mí.
De: “Nueve
páginas de entierro”
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