Poemas
de una mujer sola
Por supuesto que a Perseo,
y su infinito amor…
I
Mis
dedos danzan
al viento.
mis piernas
como abanico
aplauden su inquietud.
Un
tibio mar
resbala entre ellas
como falso canto de sirenas
que terminan convenciendo
que ya estás en casa
II
Punto
de cruz,
cóncavo desespero por llegar,
susurro que invoca el
golpe seco que parte,
destino cierto que culmina
en silencio húmedo
vacío de inquietud.
III
Búsqueda
danzante
embate de instinto desesperado
que rasga mi ansiedad.
Táctica, desahogo,
destino seco
luz que naufraga
en la última ventana
de mi cuerpo.
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