Lo
dejo que me lleve
Lo
dejo que me lleve
por encima del umbral y de
la rodilla. Serví y seguí,
albergué mis cosas
y peregriné con él.
Ellos se rieron de mi elección
cuando asumió
e hice
una vigilia de esa
soledad,
mi vida.
Trabajé el amor,
suturado feroz
y lo alimenté.
Encamado y esposado.
Él nunca decepcionó,
hirió, abandonó.
Marido, amor, mi poema
vida.
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