sábado, 6 de febrero de 2021

ÚRSULA CÉSPEDES

 


 

A mi guitarra

 

 

Dulce encanto del alma, tú eres sola
la compañera de mis tristes penas:
tú acompañas mi voz, tierno bien mío,
cuando yo canto.

 

Tú eres mi amor, mi dicha y mi esperanza:
sólo en ti encuentro una ilusión ardiente,
y siempre sueño, cuando estoy dormida,
que estoy cantando.

 

Si en otros brazos te contemplo triste,
siento que el alma se desgarra y llora.
porque conozco, dulce lira mía,
que estás gimiendo.

 

¡Oh! nunca, nunca permitid, amiga,
que recorran tus cuerdas otras manos;
yo sola quiero sostener tu mástil
entre mis brazos.

 

Tú gimes, lira, cuando yo suspiro,
melancólicamente entre mis dedos,
y parece que gozas cuando alcanzo
algún contento.

 

Tú eras alegre y bulliciosa a veces,
otras tu son es lúgubre gemido,
luego parece que entusiasta expresas
dichas de amor.

 

Ya es tu sonido dulce y melancólico,
era furioso, irresistible y fuerte,
amargo y triste cuando a mi alma roe
dolor profundo.

 

¡Ah! Nunca debo permitir, bien mío,
que otros tus tonos deliciosos vibren;
mis dedos sólo tus divinas cuerdas
recorrerán.

 

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