I.
Sobre el tiempo en el que vivieron los Destino
Supimos
que las pestañas de aquel niño eran hebras plomizas. Había venido al mundo
siendo un viejo. También sus labios fueron anhelando un nombre que pronunciar
para poder contar su historia a los que nos sentamos alrededor del fuego.
Mi querido Coyote le decía su madre Winona3.
“Un Coyote antes”
“Y un Coyote antes cargó el cuerpo del Sol”
“Lo llevó a su casa y se vistió él mismo como el Sol”
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