Recordando
a Oscar Wilde
De
majestad y de grandeza llena,
por la atmósfera límpida y serena,
el aura vaga en su tranquilo vuelo,
y parece que toca
la gasa azul del cielo.
En su ascensión altiva que provoca
indefinible anhelo,
la sigue la mirada
absorta y encantada;
mas cuando baja al suelo,
al que cerca la mira,
su fealdad asquerosa
sólo desprecio y repulsión inspira.
Así a veces el genio que admiramos,
cuando su vuelo tiende
por la región del arte luminosa,
con su excelsa grandeza nos sorprende;
y si cerca su alma sondeamos,
con tristeza profunda
sólo en él encontramos
repugnante fealdad, miseria inmunda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario