La voz de un niño
Miembros
felinos ascienden y arrastran cuerpos destrozados; es una alfombra roja el
musgo que ha brotado de la sangre, y en ella nuevos seres pululan, seres
luminosos que constelan los oscuros pasillos del palacio, encanto de furtivos.
Hay
un niño ciego que todas las tardes sube a la torre; ya en su altura, clama por
su nombre. Y clama por todos los nombres de los que fueron arrojados a las
hienas del mar.
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