Dadme
esto
Pensé
que era el gato negro del vecino
de vuelta para desplumar los polluelos del nido
de los zorzales escondido en el seto de la casa,
lo que vino fue mucho más raro, una liquidez
móvil, un bulto de cerdas nervudo. Una marmota
resbalosa con andares de pato a hurtar mis tomates
verdes en la sombra matinal. La observe
ronzar y pararse en sus ancas, cuánto deleite
se tomaba en cada bocado acuoso. ¿Por qué no
se me concede deleitarme? Un desconocido me escribe,
me pide comentarios sobre el sufrimiento. Alambre
de púa jalada por la boca, como si demandara
que me arrodillara frente la concertina de seguridad
usada en guerra o para cercas. En vez, miro
la marmota con más cuidado y un sonido se me escapa,
un pequeño espasmo de alegría que no me imaginaba
cuando me desperté. Es una criatura graciosa y sincera,
y hace todo lo que puede para poder sobrevivir.
De: The Hurting Kind (Lo doliente),
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