Soledad de las fieras
Desde
mi soledad el mundo es evanescente
como las sombras de los tigres detrás de los barrotes
como los rugidos roncos de los tigres por las noches
debajo del cielo infinito, a un lado del parque.
Desde
mi soledad el mundo está carcomido
como las almas de los tigres carentes de fuego
como los ojos de los tigres en cautiverio
alimentados con vacas que comen más vacas.
Desde
mi soledad el mundo se queja sibilante
como los tigres que se lamentan en las noches
tigres fantasmagóricos tras las rejas
cautivos en el zoológico de la ciudad.
Desde
mi soledad el mundo es inefable
como los tristes tigres que no entienden nada
los tigres que no duermen de noche ni de día
prisioneros a pocos metros del océano.
A
miles de kilómetros de sus propios sueños.
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