Título ausente
En
el principio, a la par de mi imagen intacta.
En este momento frente al reflejo de mi nombre,
ayer detrás del nombre tuyo.
Atada a la esfera de tu voz lacerante,
sentada al costado del llamado hombre,
lamiendo gotitas de brebaje nocivo.
En este día delante de mi eco vocativo,
cántico para gritar: adiós.
Mordisco uno
mordisco dos y mordisco tres,
mordidas hasta el número cien,
hasta consumir tu lazo dominante.
Mañana,
iré corriendo a la región
soberana del cuerpo.
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