Esboza
Las
instantáneas he velado y presumo en ellas una nueva
Geografía
de Chile. Puse una a una las transparencias,
de
la cantiga de pequeños pechos a la gitana tierna.
Su
danza surca los quince años. Persiguiendo al que siempre escapa:
otro
que fui en los parques, la sombrilla que somos en la playa.
Casas
rodantes frente al lago giran a un cuerpo con sus calas
y
arisca la nariz sobre mi cuello quien me ha vuelto remiso
tras
saber cómo se abren las castañas, vello y valles distintos
cuando
son greda las caderas. Como en vasijas, lo llovido
se
apoza en los bolsillos de la colegiala de aquel Mapocho.
Y a
la universitaria empapa a falta de besos. Mas celoso,
son
delgadísimas sus trenzas y atan mis brazos a sus hombros.
Se
forma un único semblante al superponer todas las hojas,
un
río cuyos brazos no vuelven a juntarse. Ellas alojan
cada
nombre en fragmentos. Se encarnan como actriz en piezas rotas,
son
seis montañas rusas o una sola. De su protagonista,
ya
solamente me parezco a los secundarios que despistan.
Al
no reconocerse en ellos, espectadores los olvidan.
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