miércoles, 29 de septiembre de 2021

ROSSANA ARELLANO HASSON

 

  

A dos manos y cuatro pechos libres

 


Dije yo, ven, quiero probarte,

Sentir a que sabe el bosque que te crece

En la entrepierna

Entrar en ti una y mil veces

Cuando el amanecer y al ocaso.

 

Si la fatiga no puede expresar

Aquella saciedad de sexo, al viento

Renácete una vez más, bajo el sol,

No sea que la nostalgia

Ocupe toda memoria.

 

Nada deseo para mi

O tal vez, juntar el tiempo

Y esparcir al aire tantas abstinencias

A dos manos

Y cuatro pechos libres.

 

Hice mi huerto

En el árbol sagrado del olvido

Con el corazón incompleto

Y un gran vacío

Que jamás ha de ser revelado.

 

Bebo ahora de tus pechos

El calostro vital que regenera

Y respiro

En la curva del destete

De tu cálido ombligo.

 

Adán y Eva, sin vicio

Ni necedad,

Regándose del bien de las cosas

Gozándose hasta el desvarío,

Edificando hacia el canto.

 

Sembrada ya mi alma

Al tiempo de curar

En tu esternón

Hueso soy y membrana

Con hambre de tu pezón purpúreo.

 

 

 

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