domingo, 28 de noviembre de 2021

ENRIQUE WINTER

 

 

Polaca

 


De un pasado dudosamente noble

como todo pasado noble. Modzelewska por padre,

Wyrzykowska por madre. Es huérfana y de quince años,

mil novecientos treinta y nueve:

pide pega en la industria intervenida.

El patrón frisa los cuarenta, arrancan

juntos a Viena por los rusos. Por los celos de Müller cae presa,

acusada a los nazis para casarlo con su hermana.

Son más de tres los meses. La liberan los gringos, camina días a Salzburgo

y en la plaza tras una alarma ve correr a su jefe. ―¡Papa!, chilla.

Se casan a escondidas para que nunca la bese en la boca.

Doméstica de su cuñado, duerme en la pieza de servicio

tal como en Chile. Donde trajo a Goethe

y un par de pilchas, para hacer del barquito de pesca

uno con capitán y marineros.

Un hijo. Viuda. Gatos. Perros. Pájaros

que huelen como ella o viceversa.

No está ni ahí con ver a sus nietos, le reclama mi padre.

Toco el timbre y no suena, grito y no responde,

seis perros gordos y furiosos ladran sobre la reja.

 

 

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