domingo, 26 de diciembre de 2021

LATIF HALMAT

 

 


El poema que termina, nunca termina

 

 

Las piedras no sienten felicidad ni tristeza
No odian ni aman a nadie
las piedras no tienen corazón para enamorarse
tampoco tienen manos para escribir cartas y poemas a sus amantes.
Tampoco fantasean sobre persecuciones de calle en calle
las piedras no tienen pies para huir
cuando los guardias van a arrestarlas.
No tienen madres que lloren por ellas cuando mueren
No tienen padres para disciplinarlas
cuando se portan mal
No tienen un país específico
por el cual sacrificarse.
Dondequiera que resultan ser y están
encuentran un lugar para descansar
y arraigarse con firmeza.
Las piedras no recuerdan su pasado
ni sienten nostalgia sobre él
de no ser así, alguna vez hubieran escrito un poema o una carta.
A pesar de todo eso
nuestros antepasados dijeron
“Las piedras son pesadas en sus propios lugares”,
así son los seres humanos también.

 

 

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