Exhausta
ya
no me conozco
mi pensamiento
(sonido de rama agónica)
se descalza
viste un pijama áspero
y en los cuencos
estoca dos gotas
antes de atreverse a imaginar
(el inconsciente es un cuchillo)
la faz atroz de la moneda
la raíz iracunda de la realidad:
el escenario en penumbra
una distorsión de humo:
la mujer creada por el viento
la llovizna definiendo su perfil
con su mueca sardónica:
ese instante que le sabe a victoria
esa mi mano que blande una viga
Despierto
me reconozco un poco menos
mi mente
(artesana del miedo)
reconstruye la guadaña
el espacio de la visión
(su sangre viva en mi piel)
el descenso del órgano invidente
la sensación pegajosa
de una canica todavía
centelleando bajo mi cama
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