El
penitente
Lloro
contigo, y aún me regocijo
Que te deba doler tanto;
Con un coro de ángeles acompaño mi voz
Para bendecir la aflicción del pecador.
Aunque
te hallas alejado de amigos y familiares,
Y rías con desdén de tu profundo dolor;
Oigo al gran Redentor decir;
“Te bendeciré aunque llores”.
Manten
tu curso, no consideres extraño
Que los hilos terrenales estén divididos:
El hombre puede lamentar el cambio maravilloso,
Pero “¡hay alegría en el cielo!”
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