Los
motivos de mi verso
Porque
naciera en medio de los frondosos árboles
que sombreaban mi casa -tibio nido de amor-,
huelen todos mis versos a pomares fragantes
y a naranjos en flor.
Y
huelen a los musgos que por los riscos ásperos
se resbalan fingiendo ser un verde tapiz,
porque hasta aquellos riscos yo ascendí jubiloso
en mi infancia feliz.
Y a
la hierba aromosa de los prados tan fértiles
que mi desnuda planta ariscamente holló,
y a matorrales húmedos por donde, al escondrijo,
corrí jugando yo.
En
mis versos se enhebran el trinar de los pájaros,
la sutil armonía de -la fuente cordial,
y los dulces consejos que la brisa ál oído
le dijera al juncal.
Notas
graves o falsas, nunca dará mí flauta
que es de caña, y no sabe de estridencias ni afán;
mí verso es suave y fresco como las palmas frescas
que sacude el dios pan.
En
falange armoniosa por mis estrofas rítmicas
pasan, iluminadas, como días de abril,
con sus senos morenos las campesinas vírgenes
de mirada febril.
Visten
unas azules muselinas levísimas,
y otras frescos linones de rosado color,
telas que denuncian los corpiños bordados
con hilo de tambor.
Las
cabelleras largas, frondosas y magníficas
sueltas como cascadas por la espalda… La sien
ceñida con la cinta carmesí. . . Y una dalia
quién sabe para quién…
Y
anhelantes, tras ellas, van los gañanes rústicos
buscando un positivo venturoso ideal;
llevan sombreros blancos, pañuelos en el cuello
y navaja y puñal.
A mí
musa inspiraron espíritus bucólicos
y el espíritu mío con ella ha sido fiel;
mis canciones son mías … No importa que no alcancen
un gajo de laurel.
Que
otros burilen versos. Y o que guardo el romántico
secreto que confióme mi inspiración fugaz,
le canto a mi montaña, porque con ella quiero
morir al fin en paz.
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