ahora
que ha llovido
Amanecer
en cualquier parte
no
me importa,
interesa
a mis manos
asir
el amarillo del sol
y
aventárselo a la melancolía
cuyo
sino es llevarme
a la
infancia
Tal
vez siga royéndome carne y huesos
tal
vez continúe merodeando mi memoria
con
su olfato de roedor
y
consiga desmoronar los recuerdos
—conozco
bien su deseo de llevárselos—
hasta
escapar con ellos.
Atrancaré
todas las puertas, taparé rendijas
impediré
a toda costa su salida,
no
quiero ver como los esparce
sobre
la blanda tierra que hollamos
y de
ellos nazca
—ahora
que ha llovido—
la
nostalgia.
De:
“Ahora que ha llovido”
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