Hacia el calvario
Señor,
mientras tus plantas nazarenas
suben hacia la cumbre del Calvario,
yo también, cabizbajo, solitario
voy subiendo a la cumbre de mis penas.
Tú,
para redimir los pecadores,
cargado con la Cruz, Mártir divino,
y yo, por un capricho del destino
cargado con la cruz de mis dolores.
Siquiera,
en tu agonía silenciosa,
tienes, ¡oh sin igual Crucificado!,
una dulce mujer cerca, a tu lado:
la Inmaculada Madre Dolorosa.
Yo
que perdí desde que estaba niño
mi santa madre que tan buena era,
Contéstame, Maestro: cuando muera,
¿quién cerrará mis ojos con cariño?
Nota: León Zafir, seudónimo de Pablo
Emilio Restrepo López
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