Vanidad de vanidades
¡Infeliz
del que busca en la apariencia
la dicha, y en la efímera alabanza,
y muda de opinión con la mudanza
de la versátil, pública conciencia!
El
presente es su sola providencia;
cede al soplo del viento que le lanza
al bien sin fe y al mal sin esperanza;
que en errar con el mundo está su ciencia.
¡Y
feliz el varón independiente
que, libre de mundana servidumbre,
aspira entre dolor y pesadumbre
a la
eterna verdad, no a la presente,
conociendo que el mundo y sus verdades
son sólo vanidad de vanidades!
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