lunes, 20 de junio de 2022

JULIO CÚMEZ

 

 

 

 
He soplado en las manos de la muerte palabras que desconocía
le he puesto nombres a los días que habrán de consumirme
y he visto como en la blancura de las palabras
me he convertido en una casa
en donde la tarde siempre llega a arrastrar los ojos.

Y aquí estoy
sentado sobre el dolor de seres de pasados inciertos
viendo como la vara pasa sobre el fuego
viendo como la tarde me busca en el interior de una casa
para poder decirme:

-En tus ojos
el sol se pierde
entre el cielo y el mar
de todo lo que cae-.

Y aquí estoy                                                                sentado
viendo como la luz se cuela entre las ramas de mi pecho
y da contra el árbol de mis huesos
viendo como las preguntas se van anidando a mi alrededor
mientras no hay nada en mí que sepa nombrar lo que sucede
porque aquí no hay un movimiento de la vara sobre el fuego
que me advierta del crujir de estos días
o una luz a la cual le pueda dar una raíz.

Solo están mis manos como edificios
y esta extraña sensación de caída en el pecho.

Solo está mi voz
que anochece en todo lo que nombra
mientras tú me preguntas:

¿Habrán días que entiendan el peso de todo lo que cae?

 

 

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