La
colmena
La
colonia de abejas creció en mi cuerpo todo ese verano.
Entre
mis huesos se llenaron los huecos
de
miel y mi pecho
vibró
y cantó en voz baja. Supe
que
la progenie estaba sana
porque
las feromonas cantaban a través del panal
y la
reina ponía hasta
dos
mil huevos en un día.
Yo
olía a pan de abeja y jalea real,
mis
uñas relucían colmadas de propóleo.
Pasé
mis días liberando abejas de mi cabellera,
plantando
trébol y salvia blanca,
carda
y árnica y cineraria.
Yo
era mi propio reino.
Versión
de Violeta Orozco
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