El
final de la Ciencia Ficción
Esto
no es fantasía, es nuestra vida.
Somos
los personajes
que
invadieron a la Luna,
que
no pueden detener sus computadoras.
Somos
los dioses que pueden deshacer
el
mundo en siete días.
Ambas
manos son detenidas al mediodía.
Comenzamos
a vivir por siempre,
en
cuerpos adelgazados, cuerpos de aluminio
con
números escrito en nuestras espaldas.
Marcamos
nuestras palabras como Muzak.
Nos
escuchamos los unos a los otros a través del agua.
El
género está muerto. Inventa algo nuevo.
Inventa
a un hombre y una mujer
desnudos
en un jardín,
inventa
a un niño que salvará al mundo,
un
hombre que carga a su padre
fuera
de una ciudad en llamas.
Inventa
una madeja de hilo
que
guíe a un héroe a un lugar seguro,
inventa
una isla donde él abandona
a la
mujer que salvó su vida
sin
algún remordimiento por su traición.
Invéntanos
como éramos
antes
de que nuestros cuerpos brillaran
y
dejáramos de sangrar;
inventa
a un pastor que mata a un gigante,
una
chica que crece convirtiéndose en un árbol,
una
mujer que se reúsa a volver
a
darle la espalda a su pasado y es convertida en sal,
un
joven que le roba su primogenitura a su hermano
y se
vuelve la cabeza de una nación.
Inventa
lágrimas reales, amor difícil,
palabras
ancestrales, dichas con lentitud,
difíciles
como los primeros pasos
de
un niño atravesando la habitación.
Versión
por David Ruano González
De: “The Need to Hold Still”
No hay comentarios:
Publicar un comentario