A Satán
“Acude, rey infernal”
Fausto
Satán,
te pido un alma sencilla y complacida
como la tuya. Un alma feliz en su dolor.
Tu gozas —Y yo envidio tu alegre carcajada—
si un tigre, por ejemplo, se come a un ruiseñor.
Mi
vida, esta mi vida te ofrece una trastiada!…
—Mi vida, flor inútil sin tallo y sin olor,
se dobla mustiamente ya casi deshojadas…
Y el tedio es un gusano peludo en esa flor.
¡Pensar
diez disparates y hacer mil disparates!…
Pues tu, Satán, no ignoras que yo perdí el camino,
y es triste —aquí en la tierra del coco y del café—
vivir
como las cosas en los escaparates,
para de un aneurisma morir cual mi vecino…
¡Murió sentado es eso que llaman W.C.!
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