Alma
lenta
Cuando
el cuerpo del muerto
comienza a ser cadáver
y el frío lo toca
como un día de lluvia
el
alma lenta se levanta.
Y sale. Y mira bien
su tiempo
su circunstancia.
Decide
entonces
la ruta y el fin
de su migración
y traslado. Se traduce.
Y
entra en otro cuerpo
vivo. De alguien.
No cualquiera.
Que le sea cercano.
Allí
se estará
por un tiempo
sea por un día de sol
o por una vida de lluvia.
No
sé
de quién
me viene
la mía.
De:
“De la metáfora, fluida”
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