Agradecimiento
Por
el lamentable estado del cuello
sangriento se deduce
que ayer hubo festín de buitres.
Una víctima cándida de torpe lengua
sin duda alguna
por no imaginar su despiece
y desamparo.
Ignoraba la mala entraña
el icónico riesgo del deambular
en lo tocante a los campos de reyerta
y la noble labor de guillotina necrófaga.
Suturar
la cabeza desmembrada
los flecos del escote
no dar el brazo a torcer
y declarar
con la boca llena de hormigas
que tiernos órganos vigilantes
de mamífero hembra
ofrendarán el cadáver
al voraz apetito público
que muestran los carniceros de mujeres
en mitad de una mano.
No
es nimia la tortura
de reconstruirse, trozo a trozo
de acomodar el cigarrillo en la boca
y echar a andar errante en páramos
sin remedio ni pomada
como convicto fantasma holandés
a la busca estéril del resto propio
de la perpetua sombra intolerable.
De: “Conservar
al vacío”
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