Niños luchando
A Alejandro Fernandi
La
calle se llamaba Niños Luchando, por un instante pensé
en
los platos dispuestos en verano en una mesa caballete
donde
se enfriaban mientras nosotros desembarcábamos
con
la simplicidad bien estudiada, si lograse la axiomática
darnos
la prueba de que existe Dios sin salirse de los márgenes
de
la invención, que ha de ser suave, adecuadamente vacía
como
toda la belleza del mundo, el desembarco con el sol
aguerrido
y cotizado, cuando su ausencia haría tambalear
la
invención, que nadie jamás podría recuperar porque no
jamás
había sido convenida, se desarrollaba naturalmente
y
por ello naturalmente aguardaba su momento de corrupción,
que
marcaba la hora de la comida, la muerte de Antonio,
aunque
en el desembarco el muchacho guardaba la exacta fortaleza
sin
arquitectura, un joven soldado de boca cerrada y gorra
despegada
por su posición tumbada, no sé si de sueño o guerra
igual
que las resistencias ambulantes de un tiempo distinto
Les parfums ne font pas frissonner sa narine;
Tranquille. Il a deux trous rouges
au côté droit.
adelante,
puedes formular esa pregunta vasta, pero no juro que lo sepa
el
desembarco de los niños luchando promedió
años
de duración en la góndola del tiempo
y
algunas canciones que hoy nadie recuerda
porque
no puede recordarse
la
fantasía que no ha sido convenida.
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