La huida
Miro
la lumbre. Ya no echaré más leña en ella, sino que dejaré que se haga rescoldos
lentos. He vuelto de nuevo escribiendo al paisaje que había perdido desde la
infancia, como niño que se acurruca de nuevo en brazos de su madre. Aún no sé
desde dónde seguiré escribiendo, o si seguiré escribiendo. Huir, irse de los
sitios sin despedirse de nadie, ni compartir una última mirada. Y andar por la
calle sintiendo el vacío de una amputación, que es la parte de ti mismo que
dejaste atrás, que diste a los otros, y que ya nunca volverás a entregar.
De: “Prado
negro”
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