miércoles, 5 de octubre de 2022

CHŪYA NAKAHARA

 

 

La canción del verano que se va

 

 

Las copas de los árboles respiran profundo

y contemplan el cielo en lo alto de las alturas

mientras un viajero capta con su mirada precipitada

un cristal caído en la arena que el sol alumbra.

 

La cresta de la montaña clarea claramente y purga

el interior de la boca de peces de colores y muchachas;

ayer, a ese avión que sobrevuela,

le pinté una lágrima de insecto.

 

El viento eleva lazos al cielo;

recuerdo que, una vez, al mar vencido

pensé hablarle de esas olas.

 

Pensé hablarle de regimientos de soldados,

de ejercicios físicos del tronco superior,

de zapatos rojos de oficiales de rango inferior,

de bicicletas que circulan solas por caminos de montaña.

 

De: “Abrazado a las estrellas”

 

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